CAPITULO 5
En casa de
Bea…
-Hola Sergio. ¿No vas a salir hoy?- Le pregunta Bea a su hermano.
-No, mañana tengo el examen de historia y tengo que estudiar mucho.
Su hermano suspendió el examen de historia en la universidad y tiene
que recuperarlo el uno de Julio. Un lunes a las ocho de la mañana.
-Ah sí, es verdad. Que tengas suerte, hermanito.
Bea se va a su cuarto y se conecta al ordenador rápidamente.
Bea es la más lista de las cuatro amigas. No ha suspendido nunca nada,
ni un solo examen. Pero tampoco es que sea una empollona, simplemente es
inteligente y saca excelentes en todo. La sigue Ángela que es de notable para
arriba, pero a ella le cuesta más conseguir esas notas. Estudia muchísimo y
entre semana no sale de casa. Después está Miriam, que aprueba todo pero muy
justito, en lo único que destaca más que las demás, es en inglés. Le gustaría
ser filóloga algún día. Y por último Silvia, ha suspendido dos asignaturas para
recuperar en septiembre, matemáticas e inglés, pero sabe que con la ayuda de
sus amigas, podrá aprobar. A esta le van más los deportes. Es una atleta total.
Baila, juega al futbol y al tenis y participa en muchísimas competiciones de
atletismo. En eso nadie la supera.
Solo está conectada Miriam al Messenger.
-Hola Miri.
-Hola Bea la fea.
-Te odio.
-Yo te quiero mucho (guiño mandando un beso)
-Bueno, cambiemos de tema. Hoy viene Ángela de Italia, tenemos que ir
a verla. ¿Cómo quedamos?
-Ella me había dicho que vendría a buscarme y que pasaríamos a por ti
y a por Silvia.
-Ah, vale. Pues nos quedamos en mi casa un rato y jugamos a la wii.
¿Qué te parece? Por cierto, ¿qué es de Silvia? Últimamente no se conecta mucho.
-Ah, vale. Me parece genial, me encanta ese juego. Creo que sus padres
le quitan el internet todas las mañanas para que estudie.
-Ah, pobre.
-Ya ves, tenemos que ayudarla a aprobar. No vaya a ser que repita y se
quede en primero de bachillerato.
-Bien, algún día quedaremos con ella y la obligaremos a empollar.
-Jaja, vale. Te dejo, bea. Que han llegado mis padres y voy a comer.
-Vale, llámame cuando estéis de camino a mi casa.
-Vale, chao. (emoticono sonriente)
En la misma
casa, en la habitación de al lado…
Sergio está desesperado, no consigue aprenderse las veinte páginas que
tiene que estudiarse de historia para mañana. En ese momento suena su teléfono.
-Hola Celia.- Le dice Sergio a su amiga de la universidad.
-Hola, ¿estás igual de estresado que yo?
Celia también tiene que recuperar una asignatura mañana, pero ella
tiene que hacer matemáticas.
-Estresado es poco, estoy frustrado. No entra nada.
-Yo no sé hacer nada de mates, no las entiendo.
-Pues tú no tienes que estudiarte veinte páginas de historia. ¡Vaya
caca!
-Lo sé. Te llamaba para preguntarte a qué hora paso mañana a por ti…
-A las siete, ¿te parece bien?
-Claro, ahí estaré. No me hagas esperar.
-Vale, te dejo. Adiós.
En ese momento su hermana Bea llama a su puerta.
-Sergio, ¿Puedo pasar?
-Sí, adelante.
-¿Estás estudiando?
-Estaba…
-Ups, perdona, ¿te molesto?
-No, venga. ¿Qué quieres?
-¿Puedes dejarme tu mando de la wii? Es que esta tarde vamos a venir a
jugar al just dance yo y mis amigas y yo solo tengo tres mandos. Por favor,
déjamelo.
-Está bien, cógelo, pero no lo rompas. ¿Ya ha vuelto tu amiga del
viaje?
-Sí, bueno. Viene esta tarde…
-Ah, vale. Está en el primer cajón de ese armario.- Le señala su
hermano.
A Sergio le gusta mucho Ángela, la amiga de su hermana. Desde aquel
día en el cine…
CAPITULO 6
Ángela intenta dormir, pero no puede. La pareja de ancianos que están
sentados a su lado en el avión no paran de gritar y discutir. La mujer tiene
muy mal genio y Ángela está de los nervios de oírlos.
No le gustan nada los aviones y
encima no puede dormir. Cierra los ojos y piensa en Sergio, solo puede pensar
en él, en que en unas horas probablemente lo vea en casa de Bea. ¡Qué nervios!
La verdad es que no había vuelto a hablar con él desde aquel día en el cine,
hace ya casi dos meses.
La abuela de Ángela había muerto y era el primer día que sus amigas la
convencían para salir de casa. Ángela tenía muy buena relación con su abuela,
su muerte la afectó muchísimo y esta no salió de casa durante tres semanas.
Sus amigas fueron a buscarla a su casa un día y la convencieron para
ir al cine. Le alegraba saber que sería Sergio quien las llevaría al cine. Las
cuatro chicas entraron en la sala y Sergio se quedó fuera en un bar.
Cuando empezó la película Ángela se echó a llorar porque al principio
salía una niña paseando con su abuela y las atracaron cerca de una estación de
trenes. Mataron a la abuela, le quitaron el dinero que llevaba encima y la niña
se quedó sola.
Ángela no podía parar de llorar, así que les dijo a sus amigas:
-Chicas, yo me voy fuera. Os esperaré en el bar para cenar.
-No, Ángela, no vamos a dejarte sola.- Le dijo Miriam.
-Tranquilas chicas, se quedará con mi hermano.- Dijo Bea.
Ángela salió de la sala y se dirigió al bar. Sergio al verla se quedó
un poco sorprendido. Levantó su mano para que supiera que estaba ahí. Ángela
sonrió y se sentó en la mesa que estaba Sergio, justo en frente de él.
-¿Qué te ha pasado? ¿Por qué has salido de la película?- Le preguntó
el chico curioso.
Entonces Ángela se echó a llorar de nuevo. Le daba mucha vergüenza
llorar delante del chico que le gustaba pero no podía evitarlo, las lágrimas le
resbalaban por la mejilla una tras otra. Sergio al verla se sentó a su lado y
la abrazó. Esta seguía llorando. Entonces Sergio sacó un pañuelo de su bolsillo
y le secó las lágrimas. Estaban muy cerca uno del otro pero no pasó nada.
Estuvieron hablando durante una hora y media. Sergio le contaba cosas graciosas
para animarla. Fue entonces cuando empezó a sentir algo por aquella chica. Se
aproximaron más y más, pero justo antes de que pudieran besarse, aparecieron
Miriam, Bea y Silvia. Sergio se levantó rápidamente y se sentó otra vez en su
sitio. Sus amigas juntaron una mesa y se sentaron con ellos a cenar.
Ya no habían vuelto a hablar desde aquella noche. Se quedó todo así.
Los dos se quedaron con ganas de aquel beso que nunca sucedió. Y sus amigas no se enteraron de nada.
En ese momento, una de las azafatas anuncia que van a aterrizar, esto
hace bajar de las nubes a Ángela, que se había quedado absorta en sus
pensamientos.
Ángela al oír esto, respira hondo y echa la cabeza hacia atrás. Es la
parte que más detesta, el aterrizaje.
CAPITULO 7
En casa de
Miriam…
Miriam está muy nerviosa, estaba hablando con un chico por el chat que
conoció por internet, se llama Héctor. Han estado hablando durante meses y se
lo cuentan todo. Pues el caso es que Héctor vive en un pueblo muy cerca de
donde vive ella y le ha propuesto quedar para conocerse en persona.
Miriam no se lo esperaba, al principio sintió miedo, pero luego pensó
‹‹Si lo conozco, no tengo porque asustarme.››
La verdad, tiene razón. Han hablado lo suficiente como para confiar el
uno con el otro.
La chica se tumba en la cama. Sigue pensando en Héctor. Le gusta
muchísimo, la verdad.
De repente le suena el móvil. Es Ángela.
-Hola preciosa.- Le dice Miriam.
-Hola Miriam, ya he bajado del avión.
-Vale, tengo ganas de verte.
-Sí, me ducharé y voy a tu casa.
-Vale, hasta luego.-Se despide Miriam.
-Adiós cielo, te veo luego.
Miriam cuelga el teléfono, se levanta de la cama y se mete en el
cuarto de baño. Tiene que depilarse, ducharse y pintarse las uñas antes de salir.
Mientras se depila, Miriam decide llamar a Bea para contarle que
Ángela ya ha bajado del avión y que no tardará en llegar a casa. Se sienta en
un taburete y pone el altavoz. Hablan durante un cuarto de hora. Lo que le
cuesta a Miriam depilarse. Ésta le ha contado a Bea lo de Héctor. Bea se ha
puesto muy contenta, porque su amiga siempre hablaba de él. Es genial que al
final puedan conocerse en persona. Las dos amigas se despiden y Miriam se mete
en la ducha.
Al salir se enrolla el pelo con una toalla y después el cuerpo con
otra. Se sienta en el mismo taburete y se pinta las uñas rápidamente.
Sale del baño, va a su habitación y se viste. Se pone unos shorts
vaqueros, una camiseta de tirantes blanca y sus vans rosa.
En casa de
Bea…
-¡Mamá!- Grita Bea desde la escalera.
-¿Qué quieres?- Responde Antonia, la madre de Bea.
-¡¿Dónde están mis shorts rosa?!
-Tienen que estar en tu armario Bea, acabo de poner la lavadora y no
estaban.
-¡En mi armario no están!- Grita Bea enfadada.
Su madre sube las escaleras, entra en el cuarto de su hija y se pone a
rebuscar en su armario. La verdad es que tiene un armario enorme y tiene
muchísima ropa.
En menos de un minuto su madre encuentra sus pantalones.
-¡Aquí están!- Grita su madre.- A ver su buscamos mejor, hija.
Bea sonríe y echa a su madre de su habitación a empujones.
-Voy a vestirme, mis amigas no tardarán.
-Vale hija, yo y papá nos vamos a comprar.
-Vale, mejor. Así tenemos la casa para nosotras.
Su madre sale de la habitación y grita desde el pasillo: -¡Pero no
hagáis mucho ruido que tu hermano tiene que estudiar!
CAPITULO 8
Ángela y su familia salen del aeropuerto y llaman a un taxi. En menos
de diez minutos llegan a su casa.
-¡Mamá, voy a la ducha!- Grita Ángela desde su habitación.
-Vale, ¡no tardes en salir!
Ángela se mete en el baño. Se desnuda rápidamente y entra en la ducha.
Después de diez minutos sale, se desenreda el pelo y se seca el cuerpo.
A continuación sale del baño y se choca con su hermano.
-Por fin, me hacía pis.- Se queja éste.
Ángela entra en su habitación y cierra el pestillo.
Se pone música en su ipod mientras se viste. Suena Runaway Baby de Bruno Mars. Decide
ponerse unos shorts vaqueros, una camiseta de tirantes de colores y sus converse blancas.
Después se acerca al espejo, ahora suena en su ipod The heart never lies de Mcfly, otro de
sus grupos favoritos. Se pone rímel en sus pestañas y un poco de brillo en los labios. ¡Lista!
Coge los regalos para sus amigas y se los mete en el bolso, también
coge su móvil, sus llaves y su monedero y lo guarda también en el bolso. Por
último apaga la música y sale de su habitación. Son las seis de la tarde. Menos
mal que no se ha hecho muy tarde.
-Mamá me voy.
-Vale hija, pásalo bien y no vuelvas muy tarde.
Ángela le da un beso a sus padres y sale disparada de su casa. Va al
garaje a coger su moto y se dirige hacia la casa de Miriam rápidamente.
En cinco minutos llega a la casa de su amiga. Llama al timbre.
Miriam baja a toda prisa las escaleras pero en el último escalón se tropieza
y se cae al suelo. Se levanta rápidamente, se ha hecho daño en la rodilla, pero
no es para tanto. Abre la puerta y allí está su amiga.
-¡Angelaaaa!- Grita Miriam
-¡Holaaaaaaaaaa!
Las dos amigas se ponen a saltar y a abrazarse durante un buen rato.
-Voy a coger mi bolso y nos vamos a por Silvia y Bea.- Grita Miriam
mientras sube corriendo las escaleras.
En menos de un minuto baja, coge a su amiga del brazo y salen
corriendo de su casa. Las dos se suben en la moto de Ángela y van hacia la casa
de Bea.
CAPITULO 9
Unos minutos
antes, en casa de Bea…
Bea termina de arreglarse y llama a Silvia para que vaya a su casa.
-Silvia, cielo. Ven ya a mi casa que Miriam y Ángela no tardarán en
llegar.
-Vale, ya voy.
Cinco minutos más tarde llega Silvia a su casa. Vive casi al lado de
Bea.
Bea oye el timbre desde su habitación y baja a abrirle a su amiga. Las
dos se sientan en el sofá a ver la tele.
-¿Cómo van los estudios?- Pregunta Bea.
-Bueno, bien. Mis padres no me dejan salir casi de casa. Me han dejado
venir de milagro.
-Ya… tus padres son muy estrictos. Vamos a preparar algo para comer.
Las dos se dirigen hacia la cocina, abren paquetes de papas,
cacahuetes y pipas, los ponen en platos y lo colocan en la mesa. Después sacan
refrescos y vasos. En ese momento llaman al timbre. Seguro que son sus amigas.
Bea corre hacia la puerta y Silvia la sigue.
En esos dos minutos siguientes
no se oye nada más en la calle de Bea que los gritos de las chicas. Están muy
emocionadas. Desde que habían terminado las clases no se habían vuelto a reunir
todas juntas.
Las cuatro amigas entran en el salón y se sientan en el sofá. Están
hablando durante unos minutos y entonces Ángela dice:
-Chicas, se me olvidaba daros los regalos.
Dicho eso, Ángela mete la mano en su bolso y saca tres pequeños
sobres.
Sus amigas lo abren emocionadas.
-Alá, ¡que chuloo!- Grita Silvia.
-¡Sí!- Exclaman Miriam y Bea.
Al final Ángela les compró el collar que vio en aquella tienda donde
conoció a Marco. El collar tiene un corazón que tiene inscrito justo en el
centro la palabra: Italia.
Las chicas se ponen los collares y siguen hablando durante un buen
rato mientras se comen los aperitivos que han preparado Silvia y Bea.
En la
habitación de arriba…
Sergio no puede estudiar. Bea y sus amigas son unas escandalosas que
no paran de gritar.
Además no ha parado de pensar en Ángela. Ha sido entrar su hermana en
su habitación esta mañana, contarle que su amiga llegaba esta tarde y desde
entonces ha estado pensando en ella. Entonces a Sergio se le pasa por la cabeza
bajar abajo para verla. Pero claro, tendrá que poner alguna excusa.
Sergio se coloca delante del espejo, se peina un poco con las manos,
baja las escaleras y observa a las chicas desde el último escalón. ‹‹Allá voy››
Se dice para sí mismo.
CAPITULO 10
Sergio se acerca hasta las chicas, que están ya jugando al just dance.
En esos momentos están bailando Silvia y Bea. Miriam y Ángela están sentadas en
el sofá.
-Bea, ¿puedes venir un momento?
Entonces todas observan al recién llegado. Incluso Ángela lo mira.
Sergio también la mira y al darse cuenta que ella lo está mirando,
aparta la vista de ella y la centra en su hermana.
-Sí, claro- Responde Bea.
Los dos entran en la cocina. Entonces Miriam se levanta y se pone a
ocupar el lugar de su amiga en el juego. Ángela se queda en el sofá pensativa.
‹‹Que guapo está›› piensa. Y se le escapa una sonrisa.
En la
cocina…
-Bea, no hagáis tanto ruido, no puedo concentrarme.- Le regaña su
hermano.
-Vale, lo siento. ¿No te sabes nada todavía?
-Sí, me lo sé ya, estoy repasando.- Miente Sergio.
-Vale, intentaremos no hacer mucho ruido.
-Está bien. ¿Les has dicho a tus amigas lo de la casa de la tía?
-No, no me he acordado. Ahora se lo comento.
-Vale, voy a seguir estudiando.
Que mal, Bea no se acordaba de eso. Si no se lo llega a recordar su
hermano…
La tía de Bea y Sergio tiene una casa en la playa, y ésta se tiene que
ir de viaje a Londres. Entonces le comentó a sus sobrinos que si querían
quedarse en su casa de la playa durante tres semanas ellos y sus amigos.
‹‹Seguro que a sus amigas les parece bien. Un poco de juerga no estará
mal. ›› Piensa Bea con una sonrisa en la cara.
Bea entra en el salón para reunirse con sus amigas.
-Chicas, ¿Qué os parece si esta noche os quedáis a dormir a mi casa?
Tengo que comentaros una cosa muy importante…- Dice Bea desde la puerta.
-Vale, por mi bien. ¡Mmm que misteriosa, Bea!- Dice Ángela.
-Por mi también.- Grita Miriam.
Y a continuación se ríen las tres.
Entonces todas dirigen la mirada a Silvia, que sigue pensativa.
-No creo que mis padres me dejen…- Dice ésta muy triste.
-Venga Silvia. Déjame tu móvil, hablaré con tus padres.- Dice Bea.
Silvia le da su teléfono, Bea se mete en la cocina y llama a los
padres de Silvia para explicárselo todo. Les cuenta también lo de las tres
semanas en la casa de la playa de su tía. Sus padres no parecen muy
convencidos, pero entonces Bea, les promete que si le dejan ir y quedarse esta
noche a dormir a su casa, que Bea le dará repaso durante todo el verano a su
hija y que hasta que no se lo sepa todo bien no la soltará. A sus padres esto
les parece buena idea. Siempre han pensado que Bea era una buena influencia
para su hija, porque saca muy buenas notas y es muy educada. Al final sus
padres le dan permiso y Bea les da las gracias, está muy emocionada. Por último
le pide a los padres de su amiga que no le cuenten nada de lo de la casa en la
playa, que es una sorpresa. Los padres de su amiga asienten y se despiden de
Bea.
Ésta cuelga el teléfono y se dirige hacia el salón. Sus amigas la
miran. Están todas esperando su respuesta.
-Venga chicas, iros a casa a por las bolsas. Os quedáis todas a dormir
a mi casa.
Las chicas empiezan a saltar de alegría. Entonces Bea le entrega el
móvil a su amiga Silvia y le sonríe.
-No me puedo creer que los hayas convencido.- Le susurra Silvia a su
amiga.
-Son fáciles de convencer.- Dice Bea.- Venga, ¡iros!
CAPITULO 11
A las ocho, Silvia se presenta en casa
de Bea con las bolsas. Solo le ha costado diez minutos prepararse su bolsa y
volver.
Al llegar a su casa sus padres la
estaban esperando. Silvia les dio las gracias y subió corriendo a su cuarto a
prepararse la bolsa. Al bajar las escaleras, su madre se despidió de ella dándole
un beso y su padre la abrazó muy fuerte.
-Venga, papá… ¡Suéltame! Que no me voy
a la mili, solo a casa de una amiga a dormir.
Su padre asiente y le dice:
-Pasarlo bien, y pórtate bien.
Su hija asintió y salió corriendo de
su casa.
Que extraños son sus padres. Pueden
estar súper enfadados y de repente ser los mejores padres del mundo.
Cuando llega a casa de Bea, es su
hermano es quien le abre la puerta.
-Bea está en su cuarto, sube.- Le dice
Sergio.
-Gracias.- Dice Silvia mientras sube
las escaleras.
Sergio va a la cocina y se llena un
vaso de coca cola. A ver si esto le despierta un poco. A continuación sube y
llama a la habitación de su hermana.
-¿Qué pasa Sergio?- Le dice ella
mientras su hermano abre la puerta.
-Papá y mamá vendrán tarde. Me han
dicho que van a cenar en un restaurante con los padres de Ángela y que prepare
yo la cena.
Los padres de Ángela y los de Bea son
muy amigos, lo son desde que se conocieron sus hijas. Las madres se conocieron
un día que llevaron a sus hijas a una excursión y desde entonces quedaron
muchas veces para cenar.
-Ah, vale. Serás nuestro chef.
-No te emociones hermanita, que solo
voy a poner las pizzas en el horno.
-Vale, ¿Cómo llevas historia?
-Regular. Me voy a seguir, llamarme
cuando queráis que os prepare la cena.
-Vale.
En esos momentos suena el timbre.
-¿Puedes abrir, Sergio? Es que Silvia
me está pintando las uñas de los pies y no puedo moverme.
Su hermano asiente. Baja las escaleras
y abre la puerta. Entonces la ve. Tiene unos ojos azules preciosos y su largo pelo
rubio ondulado, lo lleva recogido en una coleta. ‹‹Le queda genial›› piensa
Sergio.
-Hola chicas, Bea está en su cuarto.-
Consigue decir el chico.
-Vale, gracias.- Dice Miriam.
Ángela pasa por el lado de Sergio y le
sonríe. Él le devuelve la sonrisa y cuando comprueba que las chicas ya han
subido, el sube rápidamente y se encierra en su habitación a estudiar.
En la habitación de Sergio…
Sergio cada vez se siente peor. No hay
manera. Se sabe solo un poco más de la mitad y son las nueve de la noche.
De repente le suena el móvil. Es un
mensaje de Celia que dice: ‹‹Llevo fatal lo de mates… ¿Qué tal vas tú? Besos.
››
Sergio no tiene ganas de contestarle,
su amiga es un poco pesada a veces. Últimamente con ella se siente un poco
incomodo.
Entonces es cuando empieza a
concentrarse mejor. Empieza a estudiar sin parar y a las nueve y media ya se lo
sabe todo. Por la noche tendrá que repasárselo pero ha hecho un gran esfuerzo.
En ese momento alguien llama a la
puerta.
-¿Si?
-Soy Bea.
-¿Qué pasa? ¿Queréis cenar ya?
-Sí, por favor.
-Vale, voy.
Dicho esto se vuelve a colocar delante
del espejo y se vuelve a peinar. Después se echa un poco de colonia y sale de
su habitación.
En el salón…
Las chicas están sentadas en el sofá
hablando y cuando ven al hermano de Bea bajar por la escalera todas se callan.
El se acerca a ellas y les dice:
-A ver… ¿Quién quiere pizza?
-Yo, yo- Responden todas a la vez,
todas menos Ángela, que está muy callada.
CAPITULO 12
A Ángela le da mucha vergüenza estar
delante de Sergio. Se siente incómoda después de lo que pasó en el cine aquella
vez. Pero parece ser que va a ser él quien les prepare la cena esta noche, así
que tendrá que aguantarse.
Mientras el hermano de Bea se dirige
hacia la cocina para hacer las pizzas, las chicas se van al salón a ver la
tele. Menos Bea que va a ayudar a su hermano.
-¿Cenarás con nosotras, Sergio?- Le
pregunta Bea.
-No, cenaré en el salón viendo la tele
y cuando termine me subiré a estudiar.
-Ah, vale. Como no te salga bien ese
examen después de todo lo que has estudiado…
-Ya, espero que salga bien. (Si
supiera)
Bea destapa las cajas donde están las
pizzas congeladas y le pasa dos a su hermano para que las meta en el horno.
En 10 minutos sacan las dos primeras
pizzas y a continuación ponen dos más.
-La de cuatro quesos para nosotras,
que Silvia es vegetariana.
-Ah vale, yo me cogeré la barbacoa. No
sabes lo que se pierde tu amiga.
-Jaja, ya lo sé. Se lo hemos dicho
muchas veces…
-Venga Bea, pon la mesa para ti y tus
amigas.
-Okey.
Bea entra en el comedor y deja cuatro
vasos y cuatro servilletas sobre la mesa.
Su amiga Ángela la ve desde el salón y
se dirige hacia ella.
-Bea, ¿te ayudo?
-Sí, please. ¿Puedes sacar la coca
cola de la nevera?
-Claro.
Dicho esto, Ángela entra en la cocina.
Pero no se acordaba de que estaba el hermano de Bea haciendo las pizzas.
Cuando él la ve, le sonríe. Ángela
enrojece un poco. Le encanta su sonrisa. Tiene los dientes perfectos. Además
huele tan bien, ‹‹ ¿Se habrá echado colonia? ›› piensa Ángela. ‹‹Es
guapísimo.››
-Venía… a por… a por la coca cola.-
Consigue decir Ángela.
-Ah, perfecto, pasa.
Ángela abre la nevera y saca la coca
cola. El hermano de Bea la observa. ‹‹Es tan guapa›› se ha soltado la coleta y
su pelo rubio y ondulado le cae sobre los hombros. Le gusta mucho la camiseta
de colores que lleva. Y esos ojos, sus ojos son azules, muy claros, como el mar.
No puede evitar sonreír cuando está cerca de ella, ‹‹parezco un imbécil››
piensa. Bueno, pero tiene que hacer algo, no puede quedarse ahí callado, cuando
gira la cabeza otra vez hacia la chica, se da cuenta de que el cuchillo para
cortar la pizza está delante de ella. Es una buena oportunidad para hablarse.
-¿Puedes pasarme ese cuchillo, Ángela?
-Claro.- dice la chica algo
sorprendida.
Ángela coge el cuchillo y se lo da con
cuidado para no hacerle daño, éste extiende su brazo con cuidado y entonces sus
manos se tocan, están así unos segundos, unos segundos que parecen años. A los
dos les gusta esa sensación, se sienten como si fueran las dos únicas personas
en el mundo. Los dos enrojecen y bajan la mirada. Entonces Sergio consigue
coger el cuchillo al fin y sonríe a Ángela. Ésta se está muriendo por dentro.
Como le encantaría lanzarse sobre él y besarle, pero es el hermano de su mejor
amiga…
Ella le devuelve la sonrisa y sale de
la cocina.
Todas sus amigas la esperan sentadas
alrededor de la mesa. Ella se sienta en la silla libre y deja la coca cola
sobre la mesa. En esos momentos aparece Sergio en el comedor y deja los dos
platos de pizza encima de la mesa, se vuelve, entra otra vez en la cocina y
coge los dos platos que faltan. Deja uno de ellos sobre la mesa de las chicas y
el otro se lo lleva él al salón.
El salón y el comedor están
comunicados así que Ángela puede ver a Sergio de vez en cuando.
Durante la cena, las amigas se cuentan
muchas cosas, como la noticia de que Héctor y Miriam van a verse en persona y
Ángela cuenta gran parte de su viaje a Italia. Lo de Marco decide no contarlo
porque Sergio está muy cerca y no quiere que lo oiga. Después en la habitación
se lo contará a sus amigas.
Las chicas son muy lentas comiendo, no
paran de hablar y reírse. Sergio ya se ha terminado su pizza y entra en el
comedor. Se queda paralizado cuando ve que las chicas todavía no han empezado.
Entonces Bea le pregunta a su hermano:
-¿Ya has terminado?
-Sí, he comido deprisa, tengo que
estudiar más.- Dice el chico.
-Ah vale, estudia, que tienes que
aprobar ese examen.- Le dice su hermana muy seria.
-Sí, voy a ello. No hagáis mucho ruido
esta noche.
-Vale.- Responden las chicas.
Dicho esto Sergio se sube corriendo a
su cuarto. Tiene que decirle a Ángela lo que siente. ‹‹Esta noche no››, se dice
a sí mismo. Entonces se sienta delante de su escritorio, saca sus apuntes de
historia y se pone a estudiar sin parar. Entonces recuerda el sms que le envió
Celia por la tarde. Tiene que responderle, es su amiga.
‹‹Hola Celia, yo ya me lo sé bastante
bien, ¿tú has conseguido aprenderte algo? Besos.››
Vale, así está bien. Lo lee por
segunda vez y se lo envía a su amiga.
CAPITULO 13
En casa de Celia…
Celia sale de la ducha y se encierra
en su cuarto, son las diez y todavía le queda por repasar una página llena de
formulas. Se pone el pijama, se desenreda el pelo, se lo seca un poco y se
tumba en la cama. En ese momento oye un pitido. Es un sms, ‹‹De Sergio, por fin
me ha respondido.›› piensa ésta.
Celia lee el mensaje dos o tres veces
y decide contestarle: ‹‹A mí también me queda poco…Sergio, nos vemos mañana.››
Celia tiene que pasar a por su amigo
por la mañana porque su coche está en el taller, entonces tiene que llevarle
ella a hacer el examen. Tiene que levantarse una hora más temprano para llevar
a su amigo, porque ella no tiene el examen hasta las nueve. Pero todo lo hace
por él.
Sergio se ha convertido en su mejor
amigo. Se conocieron el primer día en la universidad, y desde ese día, Celia se
enamoró de él. Pero éste no sabe nada.
Celia se mira en el espejo, no se
siente nada guapa, lleva aparato, aunque pronto se lo quitarán, y lleva gafas.
Pero para salir siempre se pone lentillas. No le gusta nada su cara, se siente
fea, piensa que nunca le gustará a Sergio, que éste siempre la verá como su
amiga Celia la friki con… ¡Un grano!- Grita Celia con todas sus fuerzas.
Le ha salido un grano espantoso en su
mejilla derecha. Ahora sí que se siente horrorosa.
Celia se dirige hacia la cama un poco
desanimada, se tumba boca abajo y se pone a estudiarse la página que le falta.
En casa de Bea…
Sergio se siente un poco mal por no
haberle contestado a su amiga antes, es una gran chica. Aunque no sea una
belleza, le gusta. Siempre lo hace todo por él. Es una buena amiga, no le
gustaría perderla, porque es de esas que ya no hay. Es especial, durante el
curso, quedan muchos días para estudiar. Pero nunca se ha planteado que ella
esté enamorada de él.
Le responde al último sms y se centra
de nuevo en estudiar.
Abajo las chicas siguen hablando. Pero
se han terminado ya las pizzas.
-Vamos a recoger esto y subimos a mi
habitación a charlar.
-Vale.- Asienten las chicas.
Dicho esto, todas empiezan a
colaborar. Meten los platos en el lavavajillas y tiran los restos de comida en
la basura. En cinco minutos la mesa ha quedado impoluta y suben al cuarto de
Bea.
Las chicas se ponen el pijama y se
sientan en el suelo formando un círculo.
Empiezan hablando de Miriam y Héctor. A
las chicas parece que les hace mucha ilusión que su amiga conozca por fin al
chico del que tanto hablaba. Después es Bea quien toma la palabra.
-Chicas, aquí viene la sorpresa.
Sus amigas se acercan más a ella para
poder oírla mejor y entonces Bea sigue hablando:
-Mi tía Lurdes se va de viaje a
Londres durante tres semanas y nos ha dejado su casa de la playa a mí y a mi
hermano. Pero lo mejor de todo es que podemos hacer lo que queramos, así que
hemos hablado yo y Sergio y hemos decidido que invitaremos a nuestros amigos,
porque la casa es gigante y cabremos…
Antes de que pueda terminar de hablar,
Ángela la corta:
-¿Pero para cuando es?
-El miércoles podemos ir ya.
-¡Genial!- Grita Miriam.
-¡Sí!- Exclama Ángela.
-No creo que me dejen ir…- Dice Silvia
un poco triste.
-Sí que te dejan baby, ya he hablado
con tus padres.
Todas sus amigas se sorprenden al oír
esto, pero la que más se sorprende es Silvia.
-Dios, ¿Cómo los has convencido?-
Pregunta Silvia muy intrigada.
-Bueno, tendré que darte repaso todo el
mes de agosto.- Dice Bea sonriendo.
-¡Eres extraordinaria!- Grita Silvia,
y a continuación le da un gran abrazo a su amiga.
Ángela y Miriam se miran, sonríen y se
unen al abrazo de sus amigas.
-Bueno chicas ¿vendréis o no?
-Claro, si me dejan…- Dice Miriam.
-Yo igual, creo que sí que me dejarán,
porque como nuestros padres son amigos…- Dice Ángela.
-Bien, mañana me lo confirmáis.
Las chicas hablan de todo lo que ha
pasado durante las últimas semanas de clase. Y después se desvían a otro tema.
-¡Os propongo un juego!- Dice Silvia.
-¡Sorpréndenos!- Exclama Bea.
Entonces, Silvia, la menor de las
chicas toma la palabra y les explica a sus amigas en qué consiste el juego.
-A ver, se llama “El juego de los
secretos.”
-Muy original.- Dice Miriam.
-Bueno, necesitamos bebida y vasos de
chupitos.
-Vale, creo que hay dos botellas de
vodka en el armario de la cocina, cogeremos una.
-Bien, pues el juego consiste en
contar alguna cosa que alguna de nosotras no sabemos. Si te atreves y cuentas
una historia, bebes un chupito, pero si no cuentas ningún secreto te quedarás
sobria.
-Me parece bien, entonces, ¿la misión
es emborracharse?- Pregunta Ángela con una sonrisa en la cara.
-Por supuesto, pero no hace falta que
sean secretos, también pueden ser anécdotas o situaciones embarazosas. Depende
de lo fuerte que sea la información, las amigas valorarán cuantos chupitos
merece tomarse la que ha contado la noticia. Y por supuesto, no vale ser
mentirosas.- Aclara Silvia.
-Vale chicas, vamos a jugar.- Grita
Bea mientras sale de la habitación y va a por las cosas que necesitan.
CAPITULO 14
Sergio está tranquilo, ha estudiado lo
suficiente para que el examen le salga bien. Además las chicas han estado
bastante calladas durante un buen rato.
Debería irse a dormir, así por la
mañana estará más despejado. Sale de su cuarto. Va vestido con unos pantalones
de chándal de nike y una camiseta gris de tirantes. Tiene que ir a la cocina a
beber agua y también al lavabo. Pero se arriesga a que lo vean las amigas de su
hermana, así que decide no ponerse el pijama hasta que vuelva.
Sale de su habitación y baja las
escaleras.
Cuando entra en la cocina ve a su
hermana hurgando por los armarios de la cocina.
-¿Qué buscas, hermanita?
-mmm… Nada.- Dice Bea mientras cierra
el armario que acababa de abrir de golpe.
-De acuerdo.
Bea observa a su hermano, ha abierto
la nevera y se echa agua en un vaso. ¿Se lo cuenta o no se lo cuenta? Seguro
que él puede ayudarla a encontrar la botella de vodka.
-Oye… Sergio…- Dice ésta muy bajito.
-¿Qué pasa?
-¿Sabes dónde están las botellas de
alcohol?
Su hermano no se puede creer lo que le
ha dicho su hermana. Pero le divierte verla tan tímida y vergonzosa con él.
-Y… ¿para que las queréis?- Pregunta
Sergio para divertirse un poco.
-Pues… es que vamos a jugar a un juego
y queremos jugar con alcohol para divertirnos más.
-Jaja- Suelta su hermano muy
divertido.
-¿De qué te ríes? Te lo estoy diciendo
en serio.- Dice Bea muy seria.- Como si tú no hubieras bebido nunca a mi edad.
Tengo diecisiete años.
-Que sí, que sí… que lo decía para
fastidiarte. Están en ese armario.- Le señala el chico.
-Vale, gracias.
-¿A qué vais a jugar?
-A un juego que nos ha dicho Silvia,
se llama “el juego de los secretos.”
-Vaya, ¡que original!
Su hermana se ríe al oír eso, es lo mismo
que ha dicho Miriam al oír el nombre del juego.
-¿Puedo jugar?- Le pregunta su hermano
con una sonrisa en la cara. Pero por supuesto que no va a jugar. Mañana tiene
un examen.
-¿Cómo vas a jugar? ¿Estás loco? ¡Es
una noche de chicas!- Grita su hermana alzando la voz.
-Venga no estés loca, hermanita. Sabes
que no lo decía enserio.
-Ya lo sé. Vete a estudiar.- Le regaña
Bea.
-Que sí, eres más pesada que mamá.
Dicho esto, Sergio se termina el agua,
le da un beso a su hermana y sube las escaleras rápidamente. Se mete en el
baño, se lava los dientes y vuelve a su habitación.
Cuando entra, se pone el pijama y se
mete entre las sabanas. Tiene calor, pero las mantas no le molestan. Se lee sus
apuntes una vez más y de repente se pone a pensar en el examen de mañana. ‹‹Me
saldrá fatal, voy a suspender.›› piensa el chico mientras desliza la manta
hacia sus pies. De repente, se ha puesto nervioso y se ha puesto a sudar al
pensar en el día de mañana. Sergio es igual de listo que su hermana. Es la
primera vez en toda la vida que ha suspendido un examen. Sus padres se
sorprendieron mucho con la noticia, pero en la universidad es bastante normal
suspender alguna asignatura para Julio.
Era la última semana de exámenes y
Sergio estaba muy estresado. Tenía que hacer muchas cosas: trabajos,
exposiciones, exámenes… llegó el día del examen de historia, y Sergio no
estudió casi porque no tuvo tiempo, así que, suspendió. Se puso muy triste pero
su madre lo animó diciéndole que es mucho mejor hacer el examen en Julio,
porque así tienes la mente más despejada. Y la verdad es que su madre tiene
razón.
Le ha costado concentrarse durante esa
última semana, pero al final se lo ha aprendido todo.
Son las once de la noche, será mejor
que se duerma pronto. Sino mañana no habrá quien lo levante.
Sergio deja sus apuntes encima de la
mesita de noche y apaga la luz.
En la habitación de Bea…
-Vale chicas, aquí está todo lo que
necesitamos- Dice Bea mientras cruza la habitación y se sienta en el suelo al
lado de Ángela.
-Venga, empecemos a jugar.- Dice
Miriam con entusiasmo.
Sus amigas asienten. Bea se levanta y
coge una botella de agua bacía que hay en su mesita.
-Para ver quien empieza primero.-
Explica ella.
Las chicas asienten de nuevo. Bea deja
la botella en el suelo y empieza a girarla.
Parece ser que la primera en contar un
secreto será Miriam.
CAPITULO 15
Miriam lo piensa un poco antes de
hablar y de repente suelta: Amo a Héctor, chicas. ¡Voy a por él!- Grita ésta.
-uuuuuuhhh.- Dicen sus amigas a coro.
Miriam se sonroja un poco y asiente.
-Me encanta, tenemos mucho en común.
-Me parece genial, Miri. Seguro que es
una gran persona.- Le dice Ángela a su amiga.
Todas asienten y Silvia grita: ¡Bebe
Miriam!
Y ésta le llena el vaso hasta arriba.
Miriam lo coge y se lo bebe de un trago. Sus amigas le aplauden y entonces dice
Miriam: -Vale, te toca Ángela. Vamos al sentido de las agujas del reloj.
Ángela asiente. En verdad tiene varios
secretos que le gustaría comentarle a sus amigas. Se decanta por contar el lio
con Marco.
-Está bien.- Empieza la chica.- Conocí
a un chico en Italia.
Sus amigas se miran sorprendidas.
-Guaaaaaaaau, ¿Por qué no nos lo has
contado antes?- Pregunta Silvia intrigada.
-Esperaba a que estuviéramos solas.-
Se disculpa Ángela.
Bea la mira a los ojos y le dice a su
amiga: - Venga, ¡cuéntanos!
Ángela asiente y les cuenta todo lo
ocurrido. Primero les cuenta lo de la tienda, donde lo conoció. Después lo del
intercambio de números de teléfono. Y por último, todo lo que ocurrió en
aquella discoteca de Nápoles hace menos de una semana. Sin omitir ningún
detalle.
Sus amigas la miran sorprendidas.
-¡Que ligona eres, Ángela!- Le grita
Bea.
-¿Qué dices? Pero si solo he tenido un
novio en mi vida.- se queja la chica.
-Ya… Mario…
Mario era un gilipollas, es lo único que
recuerda de aquel tío. Le decía mucho que la quería, pero mientras salía con
ella, éste se lió con Mercedes, una de sus enemigas del instituto. Pertenece al
grupito de las princesas, se hacen llamar así. Las chicas no las soportan. Son
unas creídas y unas orgullosas. Son cuatro: Mercedes, Luna, Esther y Marta. Y
Mercedes es la que más mal les cae, es como la líder del grupo de las
princesas. La típica rubia con ojos azules, muy alta y con el cuerpo que les
encanta a todos los chicos. Bueno, el caso es que Ángela, al enterarse de que
su novio le había puesto los cuernos lo dejó. Aunque le dolió mucho, porque
Ángela le quería, le quería de verdad. Le costó muchísimo olvidarse de él.
-Bueno, ¿pero cómo era el chico?
¿Estaba bueno?- Le pregunta Miriam a su amiga.
-La verdad es que es guapísimo, pero…
-¿Qué?
-Nada, sigamos jugando.- Dice Ángela
mientras se llena un vaso de vodka y se lo bebe al instante.
Sus amigas la miran y se sorprenden.
-Vale, me toca.- Dice Bea. Y ésta sin
pensárselo ni un segundo más dice: -Me gusta Manu, uno de los amigos de mi
hermano.
Las chicas la miran, les suena haber
visto al chico ese alguna vez que han ido a casa de Bea. Es bastante guapo…
-¡Pues lánzate, Bea!- Le grita Silvia.
-Es que ya sabéis todas lo tímida que
soy con los chicos.- Dice Bea un poco desanimada.
La verdad es que Bea tiene razón.
Nunca ha tenido novio. Lo máximo que ha hecho es liarse con algún tío en la
discoteca, pero también es verdad que siempre está un poco borracha cuando lo
hace.
Ángela le da una palmadita en la
espalda a su amiga y le dice:
-Tranqui, Bea. Ya planearemos algo
para que os encontréis.
Su amiga asiente no muy convencida y bebe del
vaso que le ha llenado Silvia.
-Es tu turno, Silvia.- Señala Miriam.
Silvia asiente y empieza a contar su
historia: -A ver, ¿recordáis el día del cumpleaños de Miriam?
Sus amigas asienten, hará menos de un
mes de eso.
-Bien,- Continua Silvia- Pues cuando
todas habíais salido a bailar a la pista yo… yo… ¡me lié con Pedro Fernández!-
Dice ésta un poco avergonzada.
-¡¿Quééé?!- Gritan sus amigas todas a
la vez muy sorprendidas.
-¿Por qué no nos contaste nada?-
Pregunta Bea intrigada.
-Pues porque me daba muchísima
vergüenza.
Tiene motivos para tener vergüenza.
Pedro Fernández es el chico más feo de su clase, y seguramente del instituto
entero.
-Me pilló en un momento de bajón. Me
acababa de rechazar un tío, eso ya lo sabéis. Bueno, pues estaba un poco
triste, entonces él me pidió que me liase con él esa noche.
-¡Dios!- Exclama Ángela.
-Me dio mucha pena, chicas. No sabía
qué hacer. Nos alejamos de la pista y… y le besé. No me gusta recordarlo.
Sus amigas ríen.
-Y ¿cómo fue?- Pregunta Bea.
-Fue horrible, separé mis labios de los suyos casi al instante. Me
alejé de allí muy deprisa y me dirigí a la barra.
-Sí, recuerdo que esa noche estabas
muy borracha.- Dice Ángela mientras intenta recordar aquel día.
-¡Ahora ya sabemos por qué se
emborrachó!- Grita Miriam muy divertida.
-Ja, ja. ¡Qué graciosas!- Exclama
Silvia mientras baja la cabeza. Está pasando mucha vergüenza, pero en eso
consiste el juego.
-¡Creo que Silvia merece beber dos
chupitos!- Grita Ángela.- ¡Ha soltado una buena!
Sus amigas asienten y obligan a Silvia
a beberse los dos vasitos llenos de vodka.
Hacen cuatro rondas más. A la quinta
ronda ya están todas un poco mareadas.
-Vale, Ángela. Te toca.- Le dice
Miriam balbuceando.
-Está bien.- Asiente su amiga.
Le cuesta casi tres minutos pensar lo
que decir. Duda si contar lo de su amor secreto por Sergio, pero no cree que
sus amigas reaccionen muy bien. ‹‹Bueno, de cosas peores se han contado esa
noche.›› piensa Ángela.
Entonces, tose varias veces para
alargar más el momento. Y entonces dice:
-¡Me gusta el hermano de Bea!
CAPITULO 16
Las chicas no pueden creerse lo que
acaban de oír.
-¿Te gusta mi hermano?- Pregunta Bea,
que todavía está sorprendida.
-Sí, mucho.
Miriam y Silvia las miran muy atentas.
-Pero… ¿desde cuándo?- Le pregunta
Bea.
-Desde hará casi un año. Estábamos en
tu piscina en verano y fue entonces cuando me fijé el él un poco más.- Responde
Ángela un poco avergonzada.
-¡No me lo puedo creer! ¡Esto no te lo
perdono! No me dijiste nada.
-¡No nos dijiste nada!- Le corrige
Silvia.
-Bueno, a ver, al principio no me
gustaba mucho, osea, sí, pero fue el día que Sergio nos acompañó al cine el que
me di cuenta que me gustaba de verdad.- Dice Ángela tartamudeando un poco.
-Pero… ¿Qué pasó ese día?- se interesa
Miriam.
-Pues…
Ángela le cuanta detalladamente todo
lo que ocurrió aquella tarde en el bar de al lado del cine a sus amigas. Ellas
escuchan atentamente las palabras de Ángela. Les cuenta que la consoló, que le
secó las lágrimas y que estuvieron toda la tarde hablando.
Observa a sus amigas, comprueba que la
están mirando muy ansiosas. Quieren saber más.
-Bueno… y que… ¡casi nos besamos!
Bea no se lo puede creer. Su hermano
no le ha contado nada de eso. Ya verá cuando lo pille. Le va a soltar un
sermón, piensa ésta.
-¿Cómo que casi os besasteis?-
Pregunta Miriam
-Pues eso, que casi nos besamos. Pero
llegasteis vosotras.
-Jolín, ¡os cortamos el rollo!- Grita
Silvia.
Todas las chicas se ríen, menos
Ángela. Ésta está pensando en lo que hubiera podido pasar si sus amigas no
hubieran aparecido en esos momentos en aquel bar. ¿Se habrían besado? Estaban
muy juntos, seguro que si que se hubieran besado.
-Bueno,- dice Bea.- ¿Vas a decirle a
mi hermano lo que sientes por él, cuñadita?
Todas vuelven a reírse, pero Ángela
sigue sin encontrarle la gracia.
-No, ¿Cómo voy a decírselo? Estás
loca.
-Pues se lo diré yo.- Dice Bea.
-Si se lo dices me enfadaré mucho
contigo, Bea. Tu hermano me gusta mucho, y no sé a que le veis la gracia, la
verdad.
Dicho esto, Ángela se echa a llorar.
-Pero no llores tonta. Que lo estamos
diciendo de broma.
Todas se echan encima de Ángela y la
abrazan.
-Siento haberlo ocultado durante tanto
tiempo.
-No pasa nada.-Le dice Silvia.- Si te
consuela piensa que yo besé a Pedro Fernández.
En este momento todas las chicas se
echan a reír. Incluso Ángela, que ya ha dejado de llorar.
-Lo siento, soy una tonta, por llorar.
Pero no he podido evitarlo.
-No pasa nada, preciosa.- La anima
Bea.- Pero me encantaría averiguar si mi hermano siente algo por ti, Ángela.
Ángela la mira muy seria.
-No por favor, no le digas nada.
-Venga, seré muy discreta. No le diré
que tú me lo has dicho. Me inventaré algo e intentaré sacárselo. Por favor,
tengo mucha curiosidad.- Le suplica Bea a su amiga.
-Está bien, sé muy discreta.- Le dice al fin Ángela.
Bea muy contenta les dice a sus
amigas: -¿Cuántos chupitos creéis que se merece Ángela por esta revelación?
-¡Yo creo que unos cuatro!- Exclama
Silvia.
-Estoy de acuerdo.- Dice Miriam.
-Y yo.- Asiente Bea.
Las chicas le acercan cuatro vasos a
su amiga.
-Vamos, ¡De golpe!
Ángela no está muy convencida, no sabe
muy bien si eso es un premio o un castigo. Pero al final cede y se bebe los
cuatro chupitos.
-Creo que podemos dar por concluido el
juego.- Dice Bea.- Mis padres no tardarán en llegar.
-Sí, opino lo mismo.- Dice Silvia
mientras se levanta del suelo.
Las cuatro chicas limpian el desorden
rápidamente mientras Bea sale a la calle a tirar la botella vacía de vodka. Al
final se la han bebido toda. Pero Bea es la que menos ha bebido. En una ocasión
no se le ha ocurrido que contar y ha pasado su turno, así que solo ha bebido
cuatro chupitos.
Cuando llega a la habitación ve que
sus amigas lo han limpiado todo y han sacado el colchón que hay debajo de la
cama de Bea. Están haciendo el recuento de marcadores.
Ha quedado así:
Bea, cuatro.
Silvia, seis.
Miriam, cinco.
Ángela, ocho.
-¡Tenemos una ganadora!- Grita Miriam
mientras le levanta el brazo a Ángela a modo de victoria.
Pero la homenajeada no se siente muy
bien en esos momentos y sale de la habitación disparada hacia el baño.
ooooh me encanta como escribes! , yo tambien soy fan de los juegos del hambre...
ResponderEliminarbueno volviendo con tu historia me encantado! me eh leido todos los capitulos que has subido , espero que subas pronto los proximos capitulos porque me estoy muriendo de la intriga!!!
un besote grande, Lucia.
Jo, Lucia. Que mona :)
EliminarMuchas gracias, esto me anima mucho a seguir escribiendo. Tengo ya muchos capítulos escritos pero me cuesta mucho subirlos por culpa del internet. Tienes twitter? Agregame: @myonlyloveyou
Muchos besos, Paula.
P.D: Gracias por todo de nuevo :)